Cuando se habla de arte culinario sin lugar a dudas viene a nuestra mente Francia como país sinónimo de la gastronomía que va desde la más simple hasta la de mayor elaboración. País por excelencia donde muchos chef profesionales vienen a perfeccionar técnicas culinarias en general y de la repostería más fina y selecta en particular.
Los vinos y licores también se distinguen por su magnífico sabor, siendo los primeros considerados como los mejores del mundo.
Por otra parte, la gastronomía ocupa un lugar destacada en cada región de Francia, donde hallaremos platos típicos cada uno con su particularidad especial dependiendo de la zona.
La llegada del Renacimiento significó para Francia la aparición de nuevos ingredientes traídos de la mano de los descubrimientos de continentes lejanos que aportaron diferentes sabores, texturas y colores dando lugar a una transformación importante en la cultura francesa.
Posteriormente y con la llegada de la Revolución Francesa la gran cocina francesa, antes limitada a la corte y al rey, sale a la calle y se hace popular, con la aparición de gran cantidad de restaurantes abiertos por aquellos que eran cocineros de aristócratas y que se quedaron sin empleo por la fuga que debieron emprender muchos de ellos con la llegada de Napoleón.
A través de los siglos esta cocina selecta fue evolucionando a través del agregado de alimentos típicos como las anchoas y las trufas.
Asimismo, como ingredientes clásicos de esta alta cocina se encuentra las patatas, puerros y nabos, entre las frutas su utilización tanto en platos salados, haciendo un contraste perfecto, como en los dulces por medio de tartas de todo tipo de frutas, siendo las más utilizadas las ciruelas, melocotones, uvas y peras
Un país que ofrece una diversidad de platos tanto de su cocina más tradicional como la del nuevo movimiento con una culinaria mucho más sencilla y natural.
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